Tal parece que los candidatos para las elecciones estadounidenses de noviembre 2016 serán entre la demócrata del establishment político, Hillary Clinton, quien aún adversa a un duro e interesante rival de izquierda progresista, Bernie Sanders, y el millonario outsider de los republicanos Donald Trump, aunque la elite del partido busque un acomodo entre los delegados de Ted Cruz, Marco Rubio y John Kasich, el más sensato de sus precandidatos, para evitar que el empresario obtenga el respaldo en la convención que confirma al candidato.
Clinton no tendrá una campana fácil con las sombras y dudas de varios comportamientos dudosos que se pueden catalogar como no éticos o incluso corruptos (como el uso de su cuenta personal y no la oficial del Departamento de Estado cuando fue canciller, cuestión sujeta a una investigación judicial por parte del FBI), etc. Por su parte Trump tiene obvias resistencias de las grandes minorías que últimamente han determinado el resultado de recientes elecciones en EEUU como los hispanos y los afroamericanos, por sus propuestas radicales contra inmigrantes ilegales y por su silencio ante el apoyo de organizaciones racistas como el Ku Klux Klan, etc.
¿Es Trump fascista? Históricamente el fascismo está vinculado a las ideologías y Trump, si bien es inmoral, arrogante y tiene un tufillo xenofóbico es el precandidato republicano menos ideologizado y por eso atrae a votantes independientes e incluso, demócratas desilusionados de la elite política de Washington. Fascistas fueron Mussolini, Hitler, Stalin, Fidel Castro, Pinochet, Chávez, etc..
<De la web>http://www.teresafreedom.com//images/articles/CUBA/The%20Inhuman%20Race3.low.JPG
Trump, en todo caso, es un populista que simplifica la realidad y ofrece lo que muchos quieren escuchar, con una envoltura pragmática, si bien autoritaria, como Alberto Fujimori, Rafael Correa, Putin y políticos europeos que aprovechan la crisis de su continente para ganar popularidad. ¿Se puede entonces hablar de un nuevo tipo de fascismo sin ideología? Es un tema analizar.
En todo caso, por su impulsividad, populismo y extrema soberbia, Trump es peligroso y EEUU tendrá que elegir el mal menor si no quiere arriesgarse a tiempos tempestuosos.
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